Con sus ultimas acciones ha puesto es riesgo una hegemonía liberal de 15 años en el departamento
Podría decirse que los políticos
son algo así como vendedores de “proyectos” a ser realizados desde función
pública. De este modo cada candidato a algún cargo electivo propone o, mejor
dicho, vende al pueblo dos cosas concretas: primeramente, su propia persona y
en segundo término su proyecto político.
Para que el votante “compre” la
oferta, debe estar convencido de que la persona del político es creíble y que
su proyecto en consecuencia también lo es. Funciona parecido al comercio:
contactamos con un vendedor y la compra dependerá de que tan creíble sea la
persona que nos pretende vender algo de nuestro interés.
Si un vendedor te promete el
producto a, pero luego te dice que ahora te dará el producto b, para luego
señalarte que en realidad tiene el producto z, estamos ante un vendedor poco
confiable, mejor no hacer trato con él ya que no parece serio, nuestro dinero
está en riesgo.
La falta de seriedad se nota
cuando una persona dice que hará una cosa y luego hace otra, en ciertos
momentos se comporta de una manera y luego de otra. Ante esto la razón nos
obliga a alejarnos de los poco serios, lo no creíbles. Sería ideal que en
política no operen personas poco serias, no creíbles, ya que aspiran a manejar
el dinero público.
Un ejemplo de político poco
creíble es Diego Riveros, quien se ha convertido un verdadero llavero humano de
contradicciones. Le dijo al pueblo que quería un periodo más para ser
intendente y prometió todo aquello que se le iba ocurriendo en un uso abusivo
del populismo político.
Luego le dijo al pueblo que no
sería candidato a gobernador, lo cual era oportuno considerando que el cadáver
de la reciente votación de octubre del 2021 aún no se había enfriado.
Después, le dijo al pueblo que sí
será candidato a Gobernador, propuesta que vino a seducir vorazmente a otros
candidatos del bando contrario, al punto de abandonar un equipo afianzado y
propuestas ya realizadas al pueblo liberal.
Al parecer, la inmoralidad de
decir una cosa para luego hacer otra se ha contagiado de Riveros a otros
actores políticos como el intendente de Emboscada Silvio Peña, quien primero
dijo al pueblo que sería candidato a gobernador por tener el mejor proyecto
político para la institución, y que el presidente del país debería ser el Dr.
Hugo Fleitas. Sin embargo, ahora le dice al pueblo que él será diputado y que
el presidente deberá ser Efraín Alegre.
Abandonar un equipo en plena
marcha nunca fue bien visto, aunque algunos lo pretendan normalizar, Se trata
del sentido de confianza, las personas invierten tiempo y esfuerzo forjando un
grupo, si el proyecto es serio, no es razonable abandonarlo cuando ya se
aproxima el desenlace final. A esto, en el marco de un grupo de personas
organizadas para algún fin, se lo denomina normalmente traición.
Que una persona cambie de bando o
cambie de palabra a última hora, no habla bien de la seriedad con la cual esa
persona aborda el compromiso. Si estaba en un bando es porque estaba
comprometido con él, si dio su palabra, es porque estaba comprometido con sus
dichos.
El pre candidato a diputado ing.
Adalberto Echeverría propuso al pueblo liberal que el presidente de la
República debería ser Hugo Fleitas, pero de último momento ofrece al pueblo la
candidatura de Efraín Alegre. También abandonó un equipo a poco de un desenlace
final y cambió de palabra al electorado.
A estos
dos ejemplos de cambio de último momento, se suma otro. Diego Riveros volvió a
cambiar de palabra. Ahora dice al pueblo liberal que no será candidato a
gobernador y que el intendente de Tobatí Dan González deberá ser el nuevo
candidato.
Aquí podría decirse que Silvio
Peña y Adalberto Echeverría fueron pagados con la misma moneda, o sea,
abandonaron su equipo y cambiaron de palabra al pueblo, y lo hicieron para
acompañar la candidatura a gobernador de Riveros.
Ahora Riveros desiste, los
abandona como “líder” al dejar su candidatura, y, además, les impone un
candidato de su gusto.
Y resulta que el candidato del
“gusto” de Riveros es el hijo de Anuncio González, Anuncio es pre candidato a
diputado por el equipo de Hugo Fleitas, lo cual indica que habrá más abandono
de equipo y cambio de palabra en el proceso electoral que se acerca a su
desenlace final.
Decir que se hará una cosa y
luego se hace otra, en ciertos momentos comportarse de una manera y luego de
otra, son rasgos que hacen dudar de la seriedad de las personas, por lo que
confiar en sus promesas o proyectos no es recomendable a la luz del sentido
común.
En el caso de los actores
políticos, la falta de apego a la palabra es un mal indicador, aunque se lo
pretenda normalizar en “política”. Una elección de representantes es algo
serio, y se espera que los candidatos también lo sean.