Hambre Cero: Un comienzo desastroso en la mayoría de la Escuelas de Caacupé

Como es costumbre en Paraguay, donde muchas veces se ponen los carros por delante de los bueyes, el ambicioso programa Hambre Cero arrancó con más críticas que aplausos. A pesar del tiempo que se tuvo para planificar su implementación, el primer día de ejecución evidenció una alarmante falta de preparación.

Según los reportes, el 60 % de las instituciones educativas carecen de cocinas para preparar los alimentos destinados a los estudiantes. En algunos casos, la improvisación llegó a extremos indignantes: en la comunidad de Yhacaroysa, una escuela sacrificó su biblioteca para convertirla en cocina, privando a los alumnos de un espacio clave para su formación. Pero el peor caso se registró en la Escuela 8 de Diciembre, donde se utilizó un baño con retrete incluido como área de preparación de alimentos, un escenario que desafía cualquier estándar de salubridad.

A esto se suma la denuncia de padres y docentes, quienes señalaron que en varias instituciones los niños no pudieron almorzar debido a la baja calidad de los alimentos. Lo que debía ser un alivio para miles de familias terminó convirtiéndose en una situación penosa y vergonzosa. "El primer plato de comida servido hoy es una vergüenza", lamentó un padre de familia.

Hambre Cero nació con la promesa de erradicar la desnutrición infantil y garantizar una alimentación digna en las escuelas, pero su debut desastroso pone en duda la seriedad del proyecto y la responsabilidad de quienes debían velar por su correcta ejecución. La pregunta es inevitable: ¿se corregirá el rumbo o será otro elefante blanco que quedará en el olvido?


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