Caacupé fue una máquina ante Emboscadeña y grito campeón por séptima vez en el departamento de la Cordillera. El próximo domingo enfrenta de visitante a San Lorenzo por la fase nacional del interligas
En la tarde de la final, Caacupé fue un campeón con holgura. No dejó dudas, no le peso la definición, se manejo con autoridad. Impuso condiciones, sacó la chapa. Atributos que no siempre le sobran, de tan acostumbrado que está a las oscilaciónes futbolistica. Pero en las bravas, cuando aveces se enreda solo en cuestiones internas e indefiniciones en el estilo de juego, Caacupé se desata como un león hambriento. Lo padeció Emboscadeña.
Las finales habitualmente suelen ser reñidas, parejas y se definen por mínimos detalles, lo de esta final única quedará como una de las más rotundas. No se dio un paseo, pero si fue categoríco. Un primer tiempo que concluyó 0 a 0, nadie todavía vaticinaba lo diferente que sería la parte completaría, cuando el cuadro de Lanata se despojó de su mezquindad y empezó a demoler a goles a un adversario que no opuso mucha resistencia, rebasado por la preparación y la jerarquía de la selección serrana.
Caacupé tuvo funcionamiento y destellos individuales en la fracción complementaria. Una conjuncion inabordable para la selección de Emboscada. Un título que sirve para volver a resurgir a una generación, que llegó al séptimo título departamental y que los compromete ante una afición exigente y exitista a pelear por el anhelado retorno a la división intermedia.